
En junio de 2023, el Gobierno dominicano se propuso como meta lograr que al 2027 no exista en la República Dominicana ningún vertedero a cielo abierto, un mandato de la Ley 225-20 de Residuos Sólidos, que ordena la clausura definitiva de los sitios de disposición final irregulares dos años después de la entrada en vigencia de la normativa.
A un año y medio de las declaraciones del presidente Luis Abinader, en las que establecía la meta, el proceso de cierre de 240 sitios de disposición final sin controles tiene ejemplos que podrían considerarse exitosos, pero también existen demarcaciones con botaderos completamente colapsados.
De acuerdo con un informe del Fideicomiso Público Privado para la Gestión Integral de Residuos Sólidos (DO Sostenible), a octubre del 2024 las autoridades reportaban la conclusión de ocho proyectos relacionados con la gestión de residuos sólidos (rellenos sanitarios, puntos de traslado y centros de acopio), los cuales incluyen el cierre técnico de cuatro vertederos.
El dato difiere de un informe remitido a Diario Libre por el Ministerio de Medio Ambiente en noviembre pasado, que detalla que “se han clausurado 14 vertederos”, aunque no identifica cuáles son.
Los vertederos reportados por el fideicomiso como cerrados son el de San Francisco de Macorís (que está en un 90 %), Dajabón, Tamboril y Villa González. La entidad cita, además, que a finales de 2024 se encontraban en proceso 22 proyectos, incluyendo 14 cierres técnicos de vertederos en la isla Saona, Cancino (80 %), Moca, La Vega, Baní y Pedernales, entre otros.
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¿Cómo se hace un cierre técnico?
El cierre técnico de un vertedero implica que ya no se tiren más desechos en esa área, el confinamiento de la basura que se encuentra allí y el manejo de los gases, para minimizar el impacto ambiental, indicó durante la primera entrega de LA Semanal del 2025 el ministro de Medio Ambiente, Armando Paíno Henríquez.
Cierres técnicos de vertederos están en proceso desde 2024.
Referente a cómo se realiza un cierre, el funcionario explicó: “Se va cubriendo la zona, impermeabilizándola, poniendo geomembranas y aislando la posibilidad, a través de un sistema de drenaje, de que los lixiviados vayan saliendo”.
¿Qué pasa con la basura tras el cierre?
En 2023, el gobierno informó que 13 empresas invirtieron 46,000 millones de pesos para el desarrollo de obras para la gestión de los residuos sólidos. Estas infraestructuras usualmente son rellenos sanitarios o plantas de valorización, que sirven como sitios de disposición para la basura durante o después del cierre técnico de un vertedero. Un ejemplo de cómo operan estas instalaciones puede verse en San Francisco de Macorís.
A pocos metros de la entrada del vertedero de este municipio se sitúa una planta de recepción, procesamiento y valorización con capacidad para recibir 1,000 toneladas de residuos diarios. Actualmente, la planta recibe 350 toneladas de basura de San Francisco de Macorís, Cenoví, Pimentel, Villa Tapia, Tenares, Salcedo, Moca y La Vega. Esta clase de operaciones está contemplada en la Ley de Residuos Sólidos, al hacer referencia a los rellenos sanitarios regionales.
Erick Rizek, gerente general de la empresa Móvil Soluciones Ambientales, que opera la planta, explicó que la instalación emplea el concepto de zero waste o cero residuos. En ese sentido, sostuvo que del 100 % de los residuos recibidos, el 13 % representa el material que puede ser valorizado (plástico, cartón y metal, etc.).
Un segundo uso que se le da a los residuos abarca el desarrollo de Combustibles Derivados de Residuos (CDR) a través de papel, plástico y cartón que no puede ser comercializado. Rizek sostuvo que este combustible puede ser empleado por cementeras o calderas.
“Además, evitas la contaminación ambiental, porque antes (los residuos) los llevabas a un vertedero a descomponerse y ahora tú le das una segunda vida”, dijo Rizek, quien indicó que para la fabricación del combustible utilizan alrededor de un 20 % de los residuos que llegan a la planta.