El uso de objetos como mantas o sábanas y peluches no deben considerarse como un signo de debilidad ni de inseguridad en los niños y niñas que lo utilizan. Así lo plantea la Academia Americana de Pediatría (AAP), al destacar que estos forman parte del sistema de apoyo emocional que todo niño necesita durante sus primeros años.
Estas cosas que ofrecen un consuelo especial se llaman objetos de transición, porque ayudan a los niños a hacer la transición emocional de la dependencia a la independencia, donde pasan por periodos de ansiedad por separación, que es como se llama este proceso.
“La ansiedad por separación es completamente natural y es parte del desarrollo de los niños. Ocurre más tarde luego de su nacimiento. Usualmente puede comenzar a los ocho meses y durar -dependiendo de cada niño o niña-, hasta los dos años y medio y tres años”, explicó la emergencióloga pediátrica Jahzel González Pagán, al destacar que no se trata de una etapa con un tiempo en específico, sino que puede durar toda esa transición, dependiendo de cómo se desarrolle cada niño o niña.
Debido a que cada niño es diferente, no se pueden medir a todos por igual. Aunque esa ansiedad por separación o por desconocidos usualmente empieza a mejorar a los dos años y medio, expresa que el pico se pone más intenso desde los 10 meses al año y medio, porque no conocen la persona con la que se les deja a su cuidado.
La también directora de la Sala de Emergencias del Hospital Pediátrico Universitario, señala que el sentido del olfato comienza desde que la criatura está en el vientre, por lo que al oler a mamá puede reconocerle y así va creando un vínculo, así como con papá y/o su cuidador más adelante.
“Una vez se crea ese apego, y que transcurren los meses, de momento el bebé entiende lo que es la permanencia de objeto, de que algo puede aparecer y desaparecer, pero no sabe cuándo va a volver. Ahí es que empieza la ansiedad, de que mamá estaba aquí, ya no está, pero ya no sé si va a volver. Empieza este proceso, que quizás cuando era más chiquito, a los tres o cuatro meses lo puede coger cualquier persona, pero ahora cuando abuela lo coge empieza a llorar. Es bien común que el bebé cree apego con su cuidador. ‘Es la situación de ahora no está, ¿qué yo voy a hacer?’. Por eso es importante saber qué estrategias utilizar para poder lidiar con esta etapa tan natural en el desarrollo de un bebé”, explica la doctora González Pagán.
Esa ansiedad se puede distinguir por el llanto del bebé cuando es separado de mamá, papá, el cuidador o la cuidadora, y demuestra no querer irse con esa otra persona. Con esto aclara que no necesariamente significa que esa persona no sea buena para el bebé, sino que lo que quiere es estar con la persona que le ha criado porque donde se siente con seguridad.
Sin embargo, la especialista resalta que la ansiedad pasa más frecuentemente si los niños o niñas están cansados, no han comido o si no están cómodos. Usualmente comienzan a llorar, se aferran más a papá o mamá, o al cuidador que le ha criado, y es una manera de decirle, ‘quiero que te quedes conmigo’.
“Mucha gente dice que ese bebé es muy chango, temeroso o muy añoñado, por ejemplo, pero es parte natural de su desarrollo. Lo que busca es sentirse seguro o estar con alguien que lo va a cuidar siempre. Durante esos meses, es normal ver que el bebé que antes se iba con titi a los 4 o 5 meses, después de los 8 o 9 meses se queda llorando tanto. Es algo natural porque entiende que papá o mamá puede que esté o puede que no esté, lo que es el concepto de la permanencia de objeto, pero no entienden el concepto del tiempo, son muy chiquitos”, orientó.
Recomendaciones:
- Entender que es un proceso natural y en qué época suele ocurrir.
- Conocer qué estrategias utilizar para no perder la calma. Mantener la calma es bien importante para poder ayudar al niño o la niña a lidiar con este proceso.
- Los bebés se ponen más susceptibles cuando están cansados, tienen hambre o están enfermos. Si van a salir a algún lugar y lo dejan cuidando, procurar que sea un momento en que el bebé está tranquilo, comido o dormido.
- Si van a empezar en un cuido, con las debidas precauciones, si es posible visitar el lugar antes de llevar al niño de manera definitiva. Que se vaya familiarizando con el lugar, depende del cuidador o cuidadora. Dejarlo par de horas e ir aumentando las horas y no sea tan fuerte el cambio.
- Al igual que si contratas una niñera, poco a poco que lo conozca, antes de dejarle por mucho tiempo con esa persona y que le vaya conociendo, de manera que esa ansiedad no sea tan grande.
- Si le dices a tu niño o niña, vuelvo o voy a volver. Aunque el concepto del tiempo no lo tengan muy claro, “vengo ya mismo”, cumplir las promesas. “Mama esta aquí, volví”. Mira sí, mamá desaparece un tiempo pero vuelve. Se van acostumbrando hasta que lo pueden entender.