
Entre el momento en que una conductora en estado de embriaguez lo impactó cuando cambiaba una goma vacía de su auto a unos 30 pies de la vía, y el instante en que despertó a las cegadoras luces blancas de una ambulancia, Pedro González recuerda unos 20 segundos de conciencia, en los que imploró una oportunidad para ver crecer a su hijo.
González perdió su pierna derecha ese 12 de enero de 2014, cuando tenía 25 años y su niño, 3. Pero, lo que para muchos representa un duelo, para él, abrió una puerta inesperada.
“Las quejas no las tenía permitidas en lo personal porque pensaba que, si estaba vivo, todavía había una segunda oportunidad en este mundo, del cual Dios no me llevó porque todavía no había cumplido un propósito en esta tierra”, compartió con El Nuevo Día. “De mi accidente para acá, vivo una vida con propósito, ya que encontré la forma de ayudar a mi prójimo, a llevar un mensaje de segundas oportunidades”.
En su ardua recuperación, que requirió varios retornos al hospital y una mudanza de unos meses al estado de la Florida para desarrollar su nuevo caminar, González no contó con un profesional que lo guiara en el proceso de obtener una prótesis. La experiencia lo marcó y, luego de regresar a Puerto Rico tras su rehabilitación, de pie nuevamente, su padre lo inspiró a buscar la forma de ayudar a otros que, como él, atravesaran el “luto” de sufrir una amputación.
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Así nació, en 2015, laFundación Pedrito–como cariñosamente le llama su familia–, con el lema “Regálame una pierna”. De esta forma, además, González abandonó su ambición previa de unirse al Ejército de Estados Unidos y se adentró de lleno en “el mundo de las prótesis”, comenzando con visitas a personas amputadas.
Al presente, con 34 años cumplidos, se dedica a asistir y motivar a otras personas amputadas en Diabetic Solutions, en Manatí, donde ha logrado extraer de pensamientos negativos, incluso, a algunos pacientes que llegan con la idea de que vivir ya no valía la pena.
“Pedro está de la mano con ese paciente desde que lo amputan, la entrega (de la prótesis) y luego el seguimiento”, destacó Héctor Pantoja, quien labora junto a González en Diabetic Solutions. “Pedro se encarga de tener una relación más personal con el paciente, y de años, porque tiene pacientes que llevan cinco o seis años con él, de una carpeta de clientes que ya son, como uno dice, amigos”.
“Cada vez que llego a un hospital, a una casa, trato de siempre ir en pantalón largo”, resaltó González. “Yo empiezo primero a escucharlos (a los pacientes), a ver cómo pasó su accidente, su enfermedad o lo que tuvieron. Y, cuando están por terminar, me levanto el pantalón y le enseño que se puede, que van a poder desarrollar su caminar. Ellos se sienten agradecidos de haber tenido una persona que llegó igual que ellos, y es una motivación al instante”.
Numerosos retos
En 2016, la Sociedad de Enfermedades Cardiovasculares de Puerto Rico estimó en 2,500 el total de amputaciones anuales en la isla. Empero, el protesista Pablo Nieves explicó que ese número, posiblemente, incluye todo tipo de amputación, por lo que un estimado más certero sería de 400 amputaciones anuales de extremidad superior o inferior –brazos o piernas–, según el cálculo de varios cirujanos en 2020. El Departamento de Salud no recopila este tipo de estadísticas.
Son diversos los retos que viven estos pacientes, dijo Nieves, entre estos, la accesibilidad. “Puerto Rico, en especial el área metro, no está diseñado para personas con diversidad funcional. Puerto Rico tiene mucho que recorrer y aprender para este tipo de personas, por ejemplo, lo que es la accesibilidad a las aceras, a los edificios”.
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Por otra parte, si bien resaltó que la isla está a la par con Estados Unidos y Europa en cuanto a la tecnología disponible, Nieves manifestó que los protocolos de terapia física y de recuperación pueden mejorar, así como la labor en conjunto entre el protesista –que trabaja en el diseño y fabricación de prótesis de extremidad superior e inferior– y el terapista físico.
El rol de las aseguradoras también es crucial. Aunque el doctor aseguró que en la isla hay acceso, reconoció que el proceso es “tedioso”. Detalló que las cuatro aseguradoras que administran el Plan Vital cubren prótesis, así como Medicare –incluidos los Advantage–, la Corporación del Fondo del Seguro del Estado –por accidentes en el entorno laboral– y la Administración de Compensaciones por Accidentes de Automóviles (ACAA).
“Cuando hablamos de las aseguradoras, es un poco complicado porque requiere que el paciente busque referidos, someta toda la documentación al laboratorio de prótesis para así el laboratorio someter al plan médico la solicitud de la prótesis. El criterio para la autorización o denegación está en un manejador de casos, que no es protesista, tampoco es doctor. Ahí, tiende a dilatarse un poco el proceso de diseño y fabricación”, sostuvo Nieves, al urgir a la ciudadanía a educarse sobre sus cubiertas de prótesis, pues lo describió como “el primer paso”.
En esa línea, se expresó el doctor Kristian Pamias Velázquez, profesor del programa de Doctor en Terapia Física del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, quien explicó que, en promedio, los planes médicos aprueban a los pacientes solo entre 10 y 14 días de estadía en el hospital para el adiestramiento con prótesis.
“Ahí, viene el reto grande, porque algunos sí te responden en dos semanas, salen caminando en ese tiempo con su prótesis. Pero hay muchos pacientes que requieren más y la realidad es que no hay para más. A veces, nosotros tratamos de entrar en ese proceso de luchar la extensión y, muchas veces, lo que le dan son dos o tres días más y no logras mucho”, puntualizó.
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De acuerdo con su experiencia, la denuncia principal de muchos amputados es la “burocracia” de los planes médicos. Entre la fase de entrenamiento preprotésico –dirigida a fortalecer al paciente antes de obtener su prótesis final– y el momento en el que este regresa con su prótesis, Pamias Velázquez estimó que pueden transcurrir entre tres y seis meses, cuando debería ser, en promedio, un mes, dependiendo de la herida.
En entrevistas por separado con El Nuevo Día, Nieves y Pamias Velázquez coincidieron en que la crisis por la fuga de médicos que atraviesa Puerto Rico también ha impactado este sector.
“Ahora mismo, en Puerto Rico apenas hay 20 protesistas ‘board-certified’ y no hay un relevo; el protesista más joven en Puerto Rico tiene 40 años y soy yo. Tenemos el mismo reto de fuga de profesionales o, simplemente, los que se entrenan en Estados Unidos no están regresando a Puerto Rico por las ofertas que hay allá versus las ofertas que hay acá”, acotó Nieves.
Según el profesional, en la isla hay unos 10 laboratorios de prótesis, entre ellos cuatro principales, incluido Puerto Rico Prosthetics, en donde estima que trabaja más de 320 prótesis al año. “Si extrapolamos eso, probablemente, estamos hablando de que anualmente se colocan sobre mil prótesis en Puerto Rico. Eso incluye pacientes nuevos y pacientes que requieren cambios anuales”, abundó.
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Positivo ante los desafíos
González, quien ahora es padre de tres niños, creía que su deseo inquebrantable de seguir adelante era la norma, pero pronto se dio cuenta de que esa no siempre es la realidad. Por eso, aseguró, no se arrepiente del camino que decidió recorrer tras su amputación.
Su historia, que ha tocado un sinnúmero de vidas, también forma parte de la campaña “Cuando la calle se queda con parte de ti”, de la Fundación MAPFRE, que busca sensibilizar acerca de la responsabilidad que conlleva conducir un vehículo.
A sus hijos mayores, de 12 y 8 años, les ha enseñado “que en esta vida no nos podemos limitar por ninguna causa”. Espera hacer lo mismo con su pequeño de 6 meses.
“Ellos me ven que tuve una amputación en mi pierna derecha, pero lo ven tan normal, porque puedo jugar con ellos, estar en la escuela con ellos, llevarlos. Tener un diario vivir normal como si tuviese mi pierna”, narró González.
“Al principio, esto es como volver a gatear, pero poco a poco podemos desarrollar nuestro caminar. Es como el bebé, que empieza a gatear y puede caminar. (…) Si buscamos la ayuda correcta, vamos a empezar a gatear, pero vamos a poder lograr nuestro sueño de volver a caminar y que vean esta segunda oportunidad como que hay que sacarle el máximo. Así que yo les digo que no se rindan”, reflexionó.