Por: Asdrovel Tejeda
Regrese, abriendo la puerta del recuerdo, a mi universo perdido, al lugar que en mis primeros años era la sumatoria total de la grandeza, mi lugar de leche y miel, el paraíso perdido, el país de las maravillas de Alicia. Recorrí los viejos pasillos y resonaron en mi mente los pasos presurosos del llamado a clases, las filas ordenadas que después del izamiento de bandera se dirigían a los salones a poblar de luces la oscuridad enmarañadas de las dudas.
Vinieron como un regalo a la memoria, los nombres de viejas magas encantadas, que sembraron con abracadantes fórmulas mágicas mis deseos de volar a nuevos cielos de universos paralelos descorriendo los velos de la A, la del principio, que amiga, me presento a sus compañeras en este viaje infinito que comenzó como un juego en la vieja Luisa Ozema, que hoy, vestida de vivencias, de dignidad, de añoranzas y de ejemplos me reencontró con la esencia formal de mis raíces.
Gracias Ocoeños de esta jornada milagrosa, me volvieron a sembrar, impíos, el deseo fehaciente de volver a creer en la vida, que regalan, en la esencia grandiosa de los ejemplos que dieron y dan a manos llenas.
¡ Que viva Ocoa !