Por: Yoni Cruz
Desde hace años, ganar la Presidencia de la República pasa por ganar Santiago de los Caballeros, la compleja y poderosa provincia cibaeña. Esto explica el interés de los candidatos de los principales partidos políticos por escoger candidatos de esta ciudad, ya sea a la Presidencia o a la Vicepresidencia.
En las pasadas elecciones, el entonces candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Luis Abinader Corona, sorprendió al electorado al escoger como su compañera de fórmula a una figura reconocida en los ambientes académicos, pero desconocida en el ámbito político partidista.
Con la escogencia de Raquel Peña, una amplia banda de la sociedad santiguera se sintió bien representada, efecto que benefició considerablemente la candidatura de Abinader.
El impacto de esta escogencia le sumó credibilidad, representatividad del sector empresarial santiaguero, y la frescura de una gerente que, efectivamente, una vez conquistado el poder, ha demostrado ser pieza clave en el equipo de gobierno del presidente Luis Abinader, ocupando con eficiencia puestos estratégicos en áreas sensibles como Salud, energía, Obras Públicas, entre otros.
El panorama actual
La escogencia de Abel Martínez como virtual candidato a la Presidencia de la República por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), durante la consulta del 16 de octubre pasado, ha convertido a Santiago en el centro de la lucha por la hegemonía del electorado para las elecciones de 2024.
Abel, al frente del Ayuntamiento de Santiago desde 2016, ha logrado que el país voltee la mirada hacia su gestión, caracterizada por el rescate de la ciudad, el orden y la realización de importantes obras de interés ciudadana.
El Ayuntamiento, ciertamente, ha servido como una catapulta a las aspiraciones presidenciales de Abel. Y lo va logrando.
Sin embargo, no todo luce de ensueño para el candidato peledeísta. Tras obtener una contundente victoria en la consulta del 16 de octubre, el malestar interno anidado durante la campaña se hizo evidente con la renuncia de Pedro Domínguez Brito, miembro del Comité Central del PLD y hermano del ex precandidato presidencial Francisco Domínguez Brito. Poco después, lo propio haría el renombrado dirigente peledeísta Julio César Valentín, quien fue presidente del Senado, miembro del Comité Político y uno de los más importantes líderes de la provincia.
A su salida le han seguido renuncia sistemática de decenas de destacados dirigentes medios y provinciales, algunos de ellos miembros del Comité Central del PLD, todos aludiendo disgusto con el flamante candidato, o con el presidente del partido, Danilo Medina.
Pero esta sangría, que no logra detenerse aún, no parece ser la mayor amenaza para Abel y el PLD.
Santiago es importante, y el PRM lo sabe
Una plaza históricamente decisiva en los procesos políticos más importantes de la nación, con una población votante que para las pasadas elecciones superaba los 756 mil votantes, de los cuales más de 530 mil estaban concentrados en Santiago de los Caballeros, el municipio cabecera, no iba a pasar desapercibida para nadie, mucho menos para el partido de gobierno, que se ejercita para buscar la reelección del presidente Luis Abinader.
Y así como el proyecto de Abel Martínez no es nuevo en Santiago, el de Abinader tampoco lo es. Desde la campaña electoral para las elecciones del 2020, la estrategia definió a Santiago como punto focal de los esfuerzos para ganar todo el terreno posible.
No solo se escogió a la santiaguera Raquel Peña para completar la fórmula, sino que se colocó al senador Eduardo Estrella como presidente del Senado, y el Gobierno ha realizado importantes obras de infraestructura que han impactado notablemente la ciudad, como el Monorriel de Santiago de los Caballeros, el proyecto de saneamiento del río Yaque del Norte, licitación de la circunvalación de Navarrete y el diseño final de la autopista del Ámbar, en alianza público – privada, para enlazar a Santiago con Puerto Plata en solo 30 minutos, entre muchas otras obras que han convertido a la provincia de Santiago en una de las más beneficiadas de la actual gestión.
No conforme con impulsar las importantes obras para la provincia, Abinader ha supervisado directamente los trabajos en ejecución, lo que ha permitido una presencia muy notoria del Presidente en esta ciudad, que acaba de ser sede de la 56° reunión de Jefes de Estado del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), ocasión que aprovechó el mandatario, en compañía de la vicepresidenta Raquel Peña, para inaugurar la Casa Presidencial, una residencia que perteneció a monseñor Agripino Núñez Collado, ex rector de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).
Esta presencia e interés del Presidente en las obras gubernamentales en Santiago revela no solo el compromiso oficial con las promesas de campaña, sino una clara estrategia que apuesta a retener la plaza, a inclinar sin dudas la balanza a favor de la reelección, y a ganarle en casa al candidato del PLD.
En sentido general, para los planes oficialistas todo marcha bien hasta ahora. Abel enfrenta, aunque no quiera, una rebelión en su granja, y aunque las renuncias ocurren con tiempo para cicatrizar, por lo pronto es un tema peliagudo, pues quienes se marchan no lo hacen sin antes explicar «detalles internos» que no estaban contemplados en el plan estratégico de comunicación política del altivo candidato.
Las renuncias moradas, que ya no van a la Fuerza del Pueblo, sacan sonrisitas en los rostros perremeístas.
Sin embargo, para la estructura local del PRM las cosas no son tan bonitas como hacen ver las obras y la presencia del Presidente en Santiago, pues los dirigentes más importantes están colocados en posiciones oficiales, lo que le resta capacidad de acción y compromiso al cuerpo de mando político y operativo en la provincia.
Sabido es que el Comité Provincial del PRM se ha mantenido semiparalizado por la disputa entre dos aspirantes a la secretaría general, Lucildo Gómez y José Enrique Romero, obstáculo que impide el normal funcionamiento de las 41 zonas y las seis regiones en que está dividido el partido en la provincia.
El PRM enfrenta situaciones similares en otros organismos municipales, mientras las tareas se acumulan y surge descontento en algunos dirigentes de la base. En lo inmediato, es impostergable resolver el impasse, para aceitar la maquinaria frente a una campaña electoral que ya no tiene vuelta atrás.
En este escenario, las encuestas van surgiendo de acuerdo a los intereses de cada parcela, y en cada una el candidato propio es puntero, o al menos, surge empate con el Presidente. Pero, sea cual fuere el resultado real de los sondeos, lo cierto es que aún falta mucho por recorrer en la carrera al 2024, y con cada día crece el activismo en busca de las simpatías que se habrán de convertir en votos.
Leonel no se descuida
La Fuerza del Pueblo, un partido de reciente formación, surgido a partir de la renuncia al PLD del expresidente Leonel Fernández tras el traumático proceso interno en el que denunció una serie de irregularidades en los resultados de las primarias del partido el 6 de octubre de 2019, no presentó candidaturas locales en Santiago de los Caballeros para los comicios de 2020.
Pero ahora no es lo mismo. La Fuerza del Pueblo trabaja afanosamente por abrirse campo entre el PLD y el PRM, y hacerse con una porción del pastel electoral del 2024.
El mayor reto desde la creación de la Fuerza del Pueblo ha sido organizar estructuras, especialmente en Santiago de los Caballeros. No obstante, a pesar del notable esfuerzo, pareciera ser que los resultados están lejos de lo deseado, y en la actualidad luce que la estrategia gira en torno a una mayor presencia del expresidente en actividades de masas provinciales y regionales, de manera que el liderazgo de Fernández provea un escenario menos hostil para las próximas elecciones.
En la mañana del pasado domingo 11, Leonel Fernández encabezó un masivo acto organizado por por la Fuerza del Pueblo en la Gran Arena del Cibao en el que juramentó a cientos de miembros y dirigentes provenientes del PRM, en lo que Fernández definió como «una respuesta contundente» para quienes pretenden minimizar sus niveles de simpatía en el escenario político.
Leonel es un «viejo lobo» de la política y sabe que a estas alturas y este escenario es más rentable concentrar fuerza y esfuerzo en ganar espacio en Santiago que a seguir apostando a esperar que se complete la estructura partidaria necesaria. Por eso, la demostración de fuerza es un golpe estratégico que puso en el radar al expresidente y a la Fuerza del Pueblo, que ahora se toma un descanso navideño para regresar con el inicio del nuevo año con mayores y renovados bríos, pues estamos a escasos tres meses para escoger las candidaturas congresuales y municipales.
Divididos es mejor
Algunas encuestas locales dan al presidente Abinader y al alcalde Martínez virtualmente empatados. Pero en los escenarios planteados en algunas de ellas se establece la competencia entre Luis y Abel. Los resultados varían cuando se miden los tres candidatos del PRM, PLD y FP, ya que, según el criterio de analistas, la población de votantes de Abel y la de Leonel se mueven en la indecisión de por cuál de los dos escoger, y ello solo beneficia al Presidente.
Esas mismas encuestas colocan al PRM en primer lugar, al PLD en el segundo, mientras que la FP aparece en tercer lugar.
Fuerzas como el Partido Revolucionario Dominicano, Reformista Social Cristiano, Dominicanos X el Cambio y otras minoritarias es casi seguro que terminarán negociando, arrimados a los tres partidos mayoritarios, sumando sus cada vez más bajos porcentajes, pero suma al fin, vale para los propósitos de todos.
La batalla mayor en Santiago está por venir. Superar las dificultades internas deberá ocupar los primeros meses del próximo año 2023, pues a partir de abril, cuando se oficialice la campaña electoral, la lucha promete ser campal, pues ni el presidente Luis Abinader ni el alcalde Abel Martínez se pueden dar el lujo de perder la plaza, Quien pierda allí mandaría la terrible señal de que estaría camino a perder las elecciones.
Lo que ocurra en Santiago de los Caballeros impactará en la mayoría de las ciudades del Cibao. Por lo tanto, cobra mayor sentido ganar esta batalla por la supremacía, ya que no solo sería obtener la victoria en esta provincia, sino influir en la victoria en los demás pueblos que orbitan entorno a la Ciudad Corazón.
Antecedentes históricos
Santiago es importante. Muy importante. De cara al torneo electoral que se avecina, «La hidalga de los 30 Caballeros» representa mucho más que un senador, 18 diputados y todos los puestos municipales y distritales que aporta la provincia.
Lo sabe bien el liderazgo político. Especialmente lo sabe el Partido de la Liberación Dominicana, y el del Partido Revolucionario Moderno, en el poder. Pero también lo sabe perfectamente la Fuerza del Pueblo.
Y es que Santiago, históricamente, ha sido una plaza de trascendencia política, no solo por su empuje económico, sino por el liderazgo que ocupa en la gran región del Cibao. Siempre ha sido un símbolo en los distintos procesos que ha encarado República Dominicana desde los mismos instantes de la naciente independencia, en 1844, sino en la Restauración en 1963, llegando a convertirse en capital de la República durante la guerra; en la etapa de «las Revoluciones», en las luchas por la libertad, así como en las luchas por construir un Estado democrático y fuerte.
La pujante ciudad cibaeña ha aportado grandes líderes, diez de ellos convertidos en presidentes de la República, y aunque el actual, Luis Abinader Corona, nació en Santo Domingo, su padre José Rafael Abinader nació en Tamboril, Santiago de los Caballeros, habiendo sido electo senador de la República en 1998, por el Partido Revolucionario Dominicano. Otros han logrado ser candidatos a la Vicepresidencia de la República.
La importancia política de la plaza se ha hecho evidente no solo en las luchas independentistas y de restauración, o su valiente rebeldía contra la invasión militar estadounidense de 1916, convirtiéndose La Barranquita en símbolo de la valiente resistencia armada.
La juventud santiaguera tuvo un papel militante en la oposición a la dictadura trujillista. Lo mismo en los acontecimientos de 1965, en la guerra patria contra la segunda invasión militar de Estados Unidos en el pasado siglo, ocupando una de las páginas de mayor gloria la batalla del Hotel Matum, donde Caamaño y un grupo de combatientes civiles y militares enfrentaron el artero ataque que buscaba asesinar al líder revolucionario y a otros dirigentes políticos.
Como signo de la trascendencia simbólica de esta ciudad, se firma en 1974 el Acuerdo de Santiago, que comprometía al Partido Revolucionario Dominicano, liderado por José Francisco Peña Gómez, a la construcción de un gran bloque opositor para derrotar en las urnas al presidente Joaquín Balaguer.
Desde 1990, varios santiagueros han sido candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia, como José Francisco Hernández (1990, Vicepresidencia por el PLD); Hipólito Mejía (Vicepresidencia en 1990, y Presidencia por el PRD, en el 2000); Eduardo Estrella (Presidencia, 2004, PRSC, y 2008 por una coalición de partidos); Raquel Peña (Vicepresidencia, 2020, PRM).