Por: Asdrovel Tejeda
Ellos, tenían sus negocios en la ciudad capital. En el de él, – Chame bar – orgullosa se mostraba el principio de los kilómetros para llegar a Ocoa.
Casi todos los fines de semana se dirigían a Ocoa a visitar familiares, estar y participar de la cotidianidad de la vida.
Decidieron, con la marcha de Doña Gloria, a otro plano universal, comprar el caserón de Don Yamil, donde creció la familia aprendiendo amar a Ocoa con entrega infinita..
Como otros descendientes árabes que poblaron el Maniel logrando con su trabajo y esfuerzo realizaciones notables. Los Isa Pimentel, se dieron generosos al esfuerzo comunitario, ejemplos notables sobran y están ahí en el recuerdo que forma la historia.
Al contrario de muchos que se fueron y solo alguna vez retornan manteniendo alejada sus querencias, Chame Isa volvió, acompañado de su compañera, un dinamo llamada, Alby Crespo, que con una tradición de trabajo, ingeniosa y solidaria es la mutual donde se forman las vigas de un Ocoa que se abraza a la realidad de su presente.
Crearon la Terraza Gloria un espacio inestimable en el centro de la ciudad, pero además, comenzaron a dar vida, programar, hilvanar y formar un entarimado que comenzó a trabajar por el turismo interno.
Unieron a pequeños artesanos, a humildes trabajadores del dulce, del café, de la caña.
Dieron ayuda, poniendo a personas a ganar el pan con el sudor vivificador de su frente, a estudiar y aún, a veces, en contra de sus intereses, aúnan a otros para que puedan subir los largos peldaños del éxito.
Son el pez que se baña, pero que salpica.
Trabajando con el auxilio de muchos, con la solidaridad de otros y la unidad de otros tanto, no han tenido un camino fácil, muchas veces atacados, una por desconocimiento y otras por la envidia de los que queman voluntades, pero han permanecido en el largo camino de los sueños.
Hoy vi, sin sorpresa, que habilitaron un espacio para dar a conocer y vender libros de autores Ocoeños.
Ya no solo muestran los paisajes, los productos, el trabajo y las obras de muchos, ahora comienzan a dar a conocer el pensamiento Ocoeño.
Mi admiración y respeto a estos hijos de Ocoa donde descansa firme, la esperanza de un pueblo.