
Rafael Leónidas Trujillo Molina gobernó nuestro país por algo más de 30 años, verdaderamente equiparando su forma de gobernar con la de un faraón, como los que gobernaron al imperio Egipcio hace milenios. Trujillo fue calificado por un destacado autor como: “un rey sin corona”, pero quien tiene el honor de escribir este artículo postula, que la corona él, la supo sustituir con sus galones o insignias.
Rafael L. Trujillo, nació un 24 de octubre de 1891 en San Cristóbal, hijo de José Trujillo Valdez y de la señora Julia Molina. En el año 1915, cuando se produjo el derrocamiento del presidente Juan Isidro Jiménez, por una conspiración dirigida por su entonces Ministro de Guerra y Marina General Desiderio Arias. Ese acontecimiento provocó, que en el año siguiente 1916, se produjera la primera ocupación militar de EEUU a nuestro país.
El gobierno de ocupación estadounidense, se propuso pacificar la nación, para lograr este objetivo, abolió el ejército tradicional dominicano y se avocó a formar un nuevo; para esto convocaron a los jóvenes que fueran bachilleres y quisieran enrolarse en ese nuevo cuerpo armado.
Trujillo aprovecha la ocasión, e ingresa al ejército de ocupación en el año 1918, en el año 1919 fue ascendido al rango de teniente. Posteriormente tuvo una carrera de ascensos vertiginosos ocupando distintas designaciones como: comandante de Santiago, Jefe de la Policía Nacional, del ejército, hasta que se produjo la insurrección contra el gobierno del General Horacio Vázquez, encabezada por Rafael Estrella Ureña quien fue traicionado, produciéndose el ascenso del Faraón del Caribe.
Trujillo asciende al poder, luego del derrocamiento del gobierno de Horacio Vázquez como ya expuse y luego de la celebración de una falsa electoral, en la que el tirano obligó la retirada de los candidatos opositores a sus planes, bajo el terror de la llamada “Patrulla 42”, primer órgano de represión de aquel régimen. Luego de su “triunfo”, ocupa la primera magistratura el 16 de agosto del 1930.
El sátrapas, gobernó el país bajo terror militar y político, para tal fin creo el Cuerpo de Inteligencia Militar (SIM), con este estamento controló todos los estamentos, conculcando todos los derechos civiles y políticos de los ciudadanos y ciudadanas de la nación; con este órgano represivo, realizo un intento de asesinato al presidente venezolano Rómulo Betancourt, con el mismo asesino a las hermanas Mirabal, al poeta Jesús Galíndez y otros buenos dominicanos y extranjeros.
Es verdad que el gobierno de Rafael L. Trujillo, pago la deuda externa, realizo una amplia campaña de construcción de obras públicas, cruzando el país con las principales carreteras y autopistas, construcción de hospitales, creación de bancos, como el Central, de Reservas y Agrícola, pero a pesar de todo aquello, que alto precio tuvo que pagar el pueblo dominicano con todos sus derechos cercenados.
Todos los derechos constitucionales, fueron violados por ese régimen de oprobio, la nación fue gobernada en función de la voluntad del gobernante, sin libertad de reunión, asociación y afiliación. Las violaciones a nuestras jóvenes, de las propiedades privadas se impusieron como norma.
Era esa situación de oprobio, en la que se desarrollaba la vida social, cultural y política en nuestra nación, cuando un grupo de exiliados dominicanos residentes en México, Venezuela y Cuba, se reunieron en esta última nación, con el apoyo de otros revolucionarios de países como: Estados Unidos, Guatemala, cuba y Nicaragua, vinieron a nuestra nación el 14 de julio de 1959 a tratar devolverle la libertad al pueblo dominicano.
Vinieron en un avión, comandado por el capitán Juan de Dios Ventura Simó, camuflajeado con la bandera nacional, aterrizó en la Base Aérea de Constanza, con 53 revolucionarios encabezados por los comandantes: el dominicano Enrique Jiménez Moya y el cubano Delio Gómez Ochoa.
Otros revolucionarios vinieron por Maimón y Estero Hondo de Puerto Plata, pero fueron ametrallados sin poder desembarcar, siendo reducidos y vencidos fácilmente. Los guerrilleros de Constanza pudieron resistir varias semanas, pero terminaron la mayoría, apresados y fusilados, después de ser torturados y vejados.
El valor espartano de aquellos patriotas del 14 de junio de 1959, es digno de ser recordados siempre, pues solo el hecho de atreverse a enfrentar, un régimen de terror como el encabezado por el faraón del Caribe ¡Honor a quien honor merecen! ¡Gloria eterna para estos héroes nacionales, que vinieron a inmolarse para devolvernos la libertad!
Por Angelito Manzueta De La Cruz