Por: Frank Casado
Las redes sociales han supuesto un giro radical respecto a la forma en que el público accede, consume y difunde noticias. El anterior paradigma, en el que los medios de comunicación poseían la primacía informativa, ha cambiado rotundamente: en la actualidad, los usuarios de plataformas como Twitter o Facebook utilizan estos soportes como medios de información.
Dentro de éstas se agrupan multitud de usuarios que comparten opiniones y gustos, de forma que desde la propia red social se tratan de afianzar estas comunidades mediante la difusión de noticias que reafirman las opiniones de estos grupos. Esta práctica puede dar lugar a las llamadas “cámaras de eco”, que responden a burbujas digitales en las que los propios miembros comparten informaciones que respalden sus puntos de vista y que son terreno de cultivo propicio para la expansión de las fake news.
Aunque, si bien las noticias falsas de cualquier tipo disponen de mayor facilidad para su difusión, son las de carácter político las que logran un mayor alcance, no es menos cierto que, las que se emiten logran muchas veces dañar a familias enteras.
Como hemos dicho, las redes sociales son el terreno predilecto para la creación de las “noticias Falsas”: las burbujas digitales que se convierten en verdaderos caldos de cultivo y distribución de las noticias falsas. La razón de la existencia de las mismas alude a un principio sociológico: la confianza en alguien que ‘piense como yo’ y que ‘crea en lo mismo que creo yo’. “Los seres humanos que viven propagando noticias falsas pueden propagar cosas ridículas.
Me apena ver la forma en que nuestra provincia es bombardeada con “noticias falsas”, con el único propósito de hacer daño, no sólo a una persona en específico, sino también a toda una familia. Tomar una actividad ocurrida semanas atrás, y hacerla parecer como que ocurrió hoy, es peligroso: “Las mentiras flagrantes se extienden en internet a un ritmo aterrador”
Hagamos una comunicación objetiva y responsable, que no cercene nuestra credibilidad. En Ocoa somos todos, una misma familia.