BONAO.- En un hecho que ha conmocionado a la provincia monseñor Nouel, la tragedia ha llegado de la mano de la violencia, como un viento huracanado que ha arrasado con la vida de varias personas inocentes. La tarde de este fatídico martes, el destino parecía estar escrito con sangre y dolor, cuando un hombre armado con balas y puñales ha sembrado el caos y la muerte en diferentes lugares del municipio.
Las autoridades identificaron a las víctimas mortales como María Juana Ortiz Portorreal, María Mordán García y Basilio Lebrón. Tres vidas arrancadas de este mundo, tres historias truncadas que ahora son apenas nombres en una lista de muertos.
Pero los heridos también tienen nombre y rostro, aunque uno de ellos aún sea desconocido. Víctor Alfonso García, Wendy Tomás Bonifacio Ramírez y el tercer hombre que lucha por sobrevivir, son víctimas de la misma tragedia.
El nombre del agresor, Carlos Campusano, ha quedado grabado en los anales de la historia como el perpetrador de este triple crimen. Tras consumar su espeluznante acción, trató de acabar con su propia vida, pero la muerte le ha sido esquiva, y en lugar de ello, ha sido recluido en un centro de salud donde se encuentra bajo estrecha vigilancia.
Los testigos han relatado con estupor y horror la macabra secuencia de acontecimientos. El homicida, presa de un frenesí irracional, primero acabó con la vida de Maira Mordán García, su compañera sentimental durante más de tres décadas. El fatídico hecho tuvo lugar en la vivienda de la víctima, ubicada en el sector Los Solares de Villa Liberación, en el municipio de Bonao.
Sin detenerse a reflexionar en el dolor y la destrucción que ya había sembrado, el asesino se dirigió hacia el residencial Samanta, en el sector La Salvia, donde le arrebató la vida a María Juana Ortiz Portorreal, otra de sus parejas sentimentales, y al vigilante del complejo, Basilio Lebrón.
Pero la sangre derramada no fue suficiente para saciar su sed de violencia, y en un último arrebato, hirió con un puñal a tres hombres, entre ellos su propio hijo, como si la propia vida no tuviera ningún valor para él.
La historia se ha teñido de luto en este martes fatídico, y los nombres de las víctimas y del agresor, ahora pasan a ser parte de un capítulo oscuro y doloroso en la memoria colectiva de la provincia. Mientras tanto, familiares de las víctimas esperan que la justicia hagan su trabajo, pero expresan que nada podrá reparar el daño que ha causado este acto de barbarie en la vida de tantas personas inocentes.