Todo cambió a partir del 6 de octubre del 2019. Este año se dividió en rounds políticos para el Partido de la Liberación Dominicana (PLD). El primero lo ganó el expresidente Leonel Fernández, pero en el segundo recibió el peso de la maquinaria danilista, lo que hasta provocó su salida de la organización a la que perteneció por 46 años.
Se rompió una amistad de décadas que había convertido a Danilo Medina y Leonel Fernández en un uno de los dúos más exitosos de la política dominicana.
Medina siempre fue el estratega político pragmático, el armador de las estructuras, mientras que Leonel fue el hombre del carisma, el discurso y el intelecto.
Ambos llevaron al PLD al poder en 1996 mediante un pacto con el caudillo Joaquín Balaguer y absorbieron tras su muerte a la masa votante que ha mantenido al PLD en el poder por 16 años consecutivos.
La rivalidad entre los dos líderes peledeístas fue haciendo imposible que ambos estuvieran bajo un mismo techo, al punto que costaba trabajo hasta reunir a los organismos si no se pactaba antes alguna distribución de cargos entre los grupos, para evitar el debate y la confrontación. Fueron los duros ataques que se lanzaron ambos líderes, en discursos que se pueden definir como monumentales desahogos de la oratoria política que dejaron boquiabierto al país.
El pasado 21 de octubre, el expresidente Leonel Fernández hizo fuertes revelaciones en las que llegó a decir que identificó en el presidente Danilo Medina la característica de “la obstinación frente a lo imposible… rasgo conductual, de no comprender los límites de las cosas, sino considerar que, por mera voluntad, todo es posible”.
Además de definir a gran parte del Comité Político del PLD como una “oligarquía de hierro” amparada en la OTAN, y al gobierno como un ente rencoroso y vengativo, “que acosa, que silencia las voces que se le oponen, que presiona y que no se sonroja para atropellar”.
Fernández, al marcar su separación del PLD, acusó desde ese día a ese grupo adversario de operar en forma de una casta completamente desconectada de las estructuras del partido, que se reúne siempre con anticipación para llevar sus propuestas previamente acordadas al Comité Político.
La respuesta en iguales proporciones no se hizo esperar y al otro día el Presidente Medina pronunció palabras con revelaciones históricas en las que dio su versión de los hechos.
Acusó a Fernández de haber pactado con el expresidente Hipólito Mejía en 2012 y de hacerlo ahora con Luis Abinader para las primarias del 6 de octubre.
Atribuyó los ataques en su contra a que su delito es el de no haber fracasado en la presidencia de la República. “No solo que no fracasé sino que lo voy a decir, lo estoy haciendo mejor que él”.
Y valoró su popularidad y aceptación a pesar de todas “las diabluras que han hecho contra mí”.
Fernández lideró durante nueve meses el movimiento opositor más intenso que se le haya podido hacer a los aprestos de reforma constitucional, que también incluyó la creación del Foro Constitucional.
Luego de duros golpes al natimuerto proyecto reelecionista que incluyeron protestas de motochonchistas, abogados y otros sectores que concluyeron con un discurso bajo agua frente al Congreso Nacional del propio Fernández, Medina habló y despejó las dudas.
El 22 de julio mandatario confesó que lo había pensado, pero optó por no dar luz verde a una nueva reforma constitucional que le permitiera buscar un tercer período consecutivo.
Gonzalo como penco y delfín
La irrupción del fenómeno Gonzalo Castillo como el delfín de Danilo Medina y el hecho de que lograra imponerlo en una campaña de 27 días ante el liderazgo del 3 veces presidente de la República decretó el rompimiento definitivo con Leonel Fernández, quien daba por un hecho que finalmente le apoyarían. Fernández explicó en varios programas, discursos a la nación y ruedas de prensa lo que fue el montaje de un pfresunto fraude basado en la manipulación del sistema del voto automatizado. Esto lo enfrentó a la propia Junta Central Electoral.