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OCOA INFORMATIVA

Joe Biden abre un camino nuevo para Estados Unidos

8 noviembre 2020

Un presidente para todos los ciudadanos estadounidenses. Este compromiso de Joe Biden dramatiza la trascendental tarea reparadora que le aguarda para edificar una presidencia comprometida con lograr una sociedad igualitaria y de respeto a la vida. Su mandato presidencial debe asumir con dignidad, y para orgullo de todo el pueblo de Estados Unidos, su liderato en los proyectos domésticos, regionales y mundiales conducentes a la paz y a una economía fortalecida, y a alianzas comerciales justas y protectoras de los recursos naturales.

Días después de los comicios del martes en los 50 estados y el Distrito de Columbia, y de un conteo de voto a voto en estados decisivos, Biden se alzó ayer con el favor electoral gracias a los votantes de Pensilvania, estado con una nutrida población puertorriqueña.

La victoria de Biden es de importancia mayor para Puerto Rico que, tras cuatro años de recibir no pocas injurias del presidente Donald Trump, ve con gran optimismo el cambio en la Casa Blanca. El Plan de Biden para Puerto Rico, endosado por El Nuevo Día, apoya la reconstrucción física y económica de la isla. Biden ha hecho un compromiso de marca mayor con el pueblo puertorriqueño y con las renombradas figuras que le dieron su apoyo durante la campaña. Confiamos en que el desembolso de fondos para la reconstrucción, salud y seguridad social, así como las iniciativas de desarrollo económico mediante la manufactura, serán prioridad para el presidente electo.

Lo reñido de esta carrera eleccionaria, la presidencial y la del Congreso, evidencia las profundas divisiones sociales, raciales y económicas de la sociedad estadounidense. Que Donald Trump por poco es reelecto prueba que los valores representados por el trumpismo están consolidados en Estados Unidos.

A esos fines, el Partido Republicano tendrá que hacer un examen profundo de sus filosofías y asegurarse de que su institucionalidad no ceda espacios a sectores radicales que atentan contra el bienestar público o de minorías. La colectividad republicana debe moverse hacia el centro, reflejando sus históricos valores conservadores, pero deshaciéndose de las ideologías y los estilos prejuiciados que Trump prácticamente oficializó desde la Casa Blanca.

Mientras, corresponde al Partido Demócrata conciliarse con su ala más progresista y escuchar a la nueva generación que reclama la transformación de las estructuras sociales. La década de 1960 les dio a los demócratas la oportunidad de renovarse abrazando la causa de los derechos civiles. La pertinencia de esa lucha sigue vigente e incluye hacerles justicia a las poblaciones minoritarias, incluidos los residentes en Puerto Rico. Al mismo tiempo, la puerta debe estar abierta para el genuino gesto conciliador de un nuevo presidente que trabaje también por quienes le votaron en contra.

Estados Unidos necesita que Trump reconozca su derrota, absteniéndose de litigios sin méritos que causarían una mayor inestabilidad que las instituciones, el pueblo estadounidense y la comunidad internacional no necesitan. El camino a la nueva presidencia debe quedar despejado de egoísmos para que el nuevo líder electo pueda acometer su agenda extraordinaria. Este momento histórico le pone fin a una presidencia que desgarró la fibra social de la nación; es preciso que la nueva Casa Blanca y el Congreso se esfuercen en la búsqueda de consensos de beneficio para el país, por encima del partidismo.

Biden asumirá la presidencia de un país atacado por el COVID-19, un problema desatendido por el liderato saliente. Las secuelas sociales y económicas del virus han agravado las finanzas de varios estados y de millones de ciudadanos desempleados. Las reservas de la nación, destinadas a enfrentar guerras, catástrofes o fenómenos devastadores como el COVID-19, tienen que repartirse ahora para mantener a flote a esos estados y al sistema, que es columna vertebral de su supervivencia. Es una encrucijada inédita para cualquier nuevo gobierno.

En el plano internacional, uno de los grandes temas que afecta al planeta, e infundía temor respecto a un segundo término de Trump, es su irresponsabilidad frente al cambio climático. Ignorando el clamor de muchos países y de sus ciudadanos, Trump desdeñó las consecuencias del calentamiento global, de la deforestación y la sobreexplotación de los recursos naturales. Sus enfrentamientos con China y con países europeos, y su negligencia hacia la zona caribeña y centroamericana, han impedido acercamientos razonables y proyectos comunes para mitigar los duros efectos de los cataclismos. Confiamos en que el presidente electo rectificará esa actitud y buscará apoyo del Congreso, para políticas internacionales conciliadoras sobre la migración, por ejemplo.

La hazaña de Biden es grande, pero también la del pueblo de Estados Unidos que ha demostrado una madurez y una confianza en sus instituciones que son ejemplo y esperanza para el mundo.

Fuente: elnuevodia

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