Jasmine Fernández, hija del exjugador de Grandes Ligas Tony Fernández, dijo que su padre se encuentra estable y que “tiene un gran equipo de médicos y enfermeras luchando a todas horas”.
“Todos lo que conocen a mi padre saben es que un hombre fuerte y lleno de fe, él no se ha rendido y nosotros tampoco”, escribió Jasmine Fernández en una publicación en su cuenta de Instagram. Jasmine pidió oraciones por su progenitor y agradeció todo el apoyo que le han dado a la familia en estos momentos.
Tony padece de una neumonía severa y problemas renales, por lo que se encuentra interno en el hospital Cleveland Clinic Weston de Florida, en Estados Unidos, donde estuvo varios días en un coma inducido. Fuentes ligadas a la familia dieron cuenta de su estado de salud, luego de ser desconectado de la máquina de “Soporte vital” en la que estuvo por varios días.
“Mi papá aún no está fuera de peligro, pero está mejorando poco a poco todos los días, él está estable en estos momentos gracias a Dios e incluso está despertando porque le quitaron los sedantes y paralíticos”, agregó.
Añadió que los doctores están considerando quitarle el soporte del corazón pronto porque ya no lo necesita, no porque no hay nada más que hacer por él. Fernández, cinco veces All-Star y ganador cuatro veces del Guante de Oro, fue operado de su pierna el viernes por la noche porque los médicos encontraron un coágulo, según su ex compañero de equipo de Toronto Jesse Barfield.
“Le agradeceríamos de todo corazón que respeten la privacidad de nuestra familia en un momento tan difícil”, concluyó.
En octubre de 2016 el antiguo parador corto fue exaltado al Salón de la Fama del Deporte de Ontario, Canadá, por sus aportes y logros en 12 campañas con los Blue Jays de Toronto, equipo con que consiguió un anillo de Serie Mundial en 1993 y sus mejores años como pelotero profesional.
Fernández, jugó para varios equipos en su carrera de 17 años en las Ligas Mayores, pero es por su actuación con los Azulejos entre 1983-1990 que hoy es considerado uno de los mejores jugadores de la posición seis de las décadas de los 80 y los 90.
Fernández debutó y se retiró de las Grandes Ligas vistiendo el uniforme azul del equipo canadiense.
En 1985 se convirtió en el torpedero titular de Toronto y en los cinco años siguientes encabezó la franquicia dos veces en promedio de bateo (1986, 1987), tres en imparables (1986, 1988, 1990) y cuatro en triples (1986, 1987, 1989, 1990).
Asimismo, durante ese período fue convocado en tres ocasiones al Juego de Estrellas y se catapultó como un jugador elite del campocorto al ser reconocido con el Guante de Oro de manera ininterrumpida desde 1986 hasta 1989.
En 1993 volvió a Toronto vía cambio desde los Mets de Nueva York. En 94 partidos con los Azulejos bateó .306 y les ayudó a ganar su segunda Serie Mundial remolcando nueve carreras, marca para campocorto alguno con promedio de .333.